miércoles, 24 de septiembre de 2014

TENSION Y DISTENSION

                                                        TENSION Y DISTENSION


Las técnicas de “distensión” se pueden utilizar conjunta o separadamente, según sea la situación que estemos tratando de manejar. Encontramos que existen diversos y variados mecanismos para disminuir o enfrentar las tensiones, de éstos los más comunes son los de distensión. Una de sus características importantes es que son instantáneos o de corta duración (no se trata aquí de salir de vacaciones a la playa ni de hacer un psicoterapia), actúan cuando nos encontramos bajo presión para disminuirla, o cuando los empleamos consciente y programadamente, se pueden utilizan momentos antes de que se presente una situación tensionante que podamos prever.

Una vez se finaliza su utilización, finaliza también su efecto, no dejan en nosotros efectos ni cambios permanentes ni a largo plazo. Su efecto fundamental es el del reaseguramiento y sensación de dominio y autocontrol psicológico interno. Como otras técnicas más complejas, estas de distensión juegan también el papel de establecer una distancia y un espacio virtual entre el evento que nos está estresando y nuestra respuesta de estrés. En ese espacio, generado por nosotros mismos, podemos interactuar con el estresor y eliminarlo o reducir su efecto negativo.

Las técnicas de distensión consisten en una serie amplia de acciones que se subdividen en dos grupos: Los mecanismos de distensión que efectuamos de manera automática, sin que medien nuestros deseos conscientes ni nuestra voluntad y los se realizan programada y voluntariamente. Los primeros pueden ser normales o patológicos dependiendo de la intensidad y el contexto en el que se utilicen, pero nunca debemos confundirlos con los síntomas del estrés (cuando a una persona, por ejemplo, le sudan las manos en una situación tensionante, esto, aunque es un mecanismo inconsciente para “manejar” la tensión, es una expresión de patología).


La diferencia la marca el hecho que no sean muy intensos ni permanentes y que podamos volverlos voluntarios de tal manera que nos sirvan para disminuir las tensiones. Ejemplos de estos tipos de mecanismos pueden ser el silbar o tararear una canción, la pronunciación (de viva voz o mentalmente) de una mala palabra, el morderse las uñas o morder el esfero, rascarse la cabeza o la nariz, tamborilear con los dedos sobre la mesa, carraspear la garganta, acicalarse el cabello, mover la pierna, desbaratar clips, etc. Estos métodos son válidos, legítimos y normalmente no molestan a nadie. El problema surgiría en el caso que se conviertan en Tics, por su uso crónico indiscriminado o excesivo, en cuyo caso valdría la pena consultar a un psicólogo a ver qué más pueda estar pasando y a buscar comprensión y alternativas para en manejo de las tensiones.

Los de la segunda clase son aquellos métodos de distensión microscópica, es decir, instantánea o de corta duración que realizamos voluntariamente. Entre estos los más usados son las técnicas de respiración programada y los de tensión y distensión muscular. Estas técnicas pueden ser efectuadas en cualquier momento del día, no requieren de un ambiente especial y pueden ser incluidas como parte preparatoria a un ejercicio de relación más complejo. Dependiendo de predisposiciones individuales, su alcance en cuanto a beneficios obtenidos pueden llegar a ser solo a corto plazo, con concomitantes psicológicos leves y de corta duración; por ello mismo, en casos de estrés moderado o severo, su práctica no puede reemplazar la realización del ejercicios de relajación más complejos y profundos que induzcan a cambios más permanentes, como el entrenamiento autógeno y la meditación que describiremos más adelante.

Existen algunos ejercicios de distensión basados en la relajación muscular, que si se realizan armónicamente dan como resultado el equilibrio entre las tendencias opuestas, es decir, entre tensión y distensión, la cual se ve claramente en las tendencias a contraer y relajar los músculos y la podemos utilizar voluntariamente para obtener el beneficio de la relajación y para controlar o disminuir el estrés. 

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